sábado, 7 de abril de 2012

Un Corazón que Salvar


Capítulo 1


Villa Hermosa, en la actualidad

             
                      Mark estaba verdaderamente agotado, y mientras se sentaba en el viejo sofá de su apartamento, puso su chaqueta de cuero negra de cualquiera manera al lado. Respirando profundamente, se tocó las sienes, estas le latían dolorosamente desde temprano. Con pesadez se levantó y se dirigió al botiquín detrás de la puerta del baño, con los ojos achicados tanteó hasta encontrar sus píldoras para la migraña. Solo le quedaban dos, las tomó ambas con un vaso de agua y se dirigió al pasillo que daba  a su habitación.
             El suyo era un apartamento pequeño sin adornos ni cuadros, solo el viejo sofá, la tele y una vieja mesa, era todo lo que se podía ver en la sala a simple vista; en la cocina reposaba encima de la mesada de losas blancas una cafetera y un microondas, al lado de estos un pequeño refrigerador con un arsenal de comida para micro, generalmente solo iba a casa a dormir así que nunca vio la necesidad de comprar una cocina ni toda su parafernalia. Su habitación seguía el mismo patrón de tamaño y escasa decoración que el resto del piso, se dirigió hacia el baño ubicado a mano izquierda, sin encender la luz se desnudó y entró en la ducha. El agua fresca le calmo poco a poco el cansancio y el malestar. Luego de ducharse por unos minutos salió, apenas se seco y se tiró a la cama, el colchón crujió bajo sus casi dos metros de altura y proporcional peso, mirando el techo ya sentía como poco a poco el analgésico hacia su trabajo, pero no lo suficiente. Una vez más, el rostro de Elizabeth invadió como una neblina sus sueños.
            Lo despertó el sonido del móvil, la costumbre ganada en su oficio le hizo contestar al instante.
—Diga —dijo con voz aún ronca y brusca por el sueño.
—Buenos días Detective Díaz, lo estamos solicitando con urgencia en la oficina Antisecuestro. Se trata de un asunto apremiante. —Mark rápidamente identifico la voz de Claudia, la centralista telefónica del departamento de policía.
— ¿Quién demonios puede estar necesitándome hoy? Ayer cerré el caso que tenía pendiente y, Peter sabe que estoy en mi día libre.  —Gruño ya completamente despierto y algo molesto. Su mal humor se volvía patente.
—Es un caso delicado, la madre de la víctima no suelta prenda y… es una niña de apenas ocho años señor. Dado que usted tiene experiencia de un caso similar, el comisario Tompson creyó prudente contar con su ayuda. —La mujer hizo una pausa, dejando que Mark asimilará lo que acababa de decirle. —Sabemos que no le gusta ser molestado durante su día libre, pero en estas circunstancias creo que le convendrá venir deprisa. La madre está verdaderamente mal. Pero eso no es todo…El detective Tompson cree que, la mujer tiene algún tipo de relación familiar con usted…
— Debe ser un error Claudia, el comisario Tompson ya sabe que no tengo parientes. Dígale que… —La mujer le interrumpió.
—Lamento contradecirlo Detective,  pero sin embargo, debo decirle que la mujer se muestra verdaderamente insistente, yo diría que es asombroso su empeño señor. A todas estas. ¿Qué debo decirle al comisario, detective Díaz?
            Intrigado y ligeramente molesto, Mark recordó claramente el caso de secuestro que le causo sus problemas de insomnio y destruyó su vida de raíz, dos años atrás. Acababa de ser promovido a detective y había sido asignado al departamento de Antisecuestro de la comisaria de Villa Hermosa. Su alto sentido de la justicia no solo se basaba en atrapar a criminales y asesinos, sino darle a esos que violentaban las leyes, una lección que  nunca olvidarían. Por aquel entonces se creía un jodido John Wayne. Seis meses luego, Maria Bushkin, se había presentado en su oficina con la denuncia del secuestro de su pequeña hermana Sorana de nueve años. La chica había desaparecido mientras pasaba las vacaciones de verano en una pequeña campiña, en las montañas del norte con sus abuelos maternos. Hacía apenas una semana después de haber partido de casa, los abuelos llamaron a Mary para notificarle que la niña había desaparecido, y para confirmar que no había error, esa misma tarde le llegó una carta a Mary pidiendo una recompensa, bajo la amenaza de usar a la pequeña para fines perversos. Fines que a la final, fueron llevados a cabo.
            Mark dedicó un año y medio a esa investigación, adoptando las mejores estrategias y métodos disponibles; con esto logró hacerse un nombre en los círculos de antisecuestro, la liberación de la chiquilla se convirtió en su obsesión al punto de que casi acaba con su sistema nervioso en el proceso. Pero no salió como esperaba y desde entonces solo tomó los casos más comunes con el fin de cumplir el periodo necesario para pedir el cambio a otro departamento. Ahora sus malditos planes, se estaban yendo a la basura porque por mucho que quisiera evitarlo, era un hombre justo y solo de imaginar otra niña parecida a Sorana en manos de esos bastardos, le daban nauseas. Lo haría esta última vez. Además le intrigaba saber quien rayos era la madre de la niña, quizá se trataba de alguna compañera del instituto o una vieja conocida.
             Con un suspiro se levantó  de la cama, entre tanto lograba decirle a la mujer del otro lado de la línea del teléfono.
—Dígale que estaré allí en veinte minutos.

*******
            Elizabeth Nassau, daba vueltas en la pequeña sala de interrogatorios de la Comisaria de Villa Hermosa con tanta continuidad que casi sentía como se iba gastando el talón de su propio zapato. No era así como había soñado que sería. Esperaba un encuentro diferente. Debería haber sido mucho antes. En realidad, nunca debió dejarlo aquella mañana en la estación pero se trataba de ella al fin y al cabo. Nunca había tenido las cosas fáciles, siendo la única hija del poderoso Décimo Nassau un magnate del comercio del transporte y las telecomunicaciones, snob y dominante. En su niñez tuvo a su alcance dinero y lujos, pero jamás el amor de su padre. Siempre la mantenía a distancia, nunca llegó a concebir su heredero, a pesar de haberse casado en numerosas ocasiones, todo fue en vano.
Para Decimos, Elizabeth era un error. La diferencia que lo complicaba todo en el futuro de su imperio. Años de trabajo duro construyendo un imperio que no tendría a quien legar. Elizabeth entendía el punto de vista de su padre, ella no era una mujer de negocios, tenía intereses tan distintos, no se imaginaba siquiera detrás de un escritorio analizando  el precio del dólar o viendo el detalle los informes económicos internacionales sobre las novedades tecnológicas. Su habilidad financiera se limitaba  al hogar, nada más allá del pago de servicios de su pequeña casa, la compra mensual y el colegio de su pequeño sol. Mientras miraba a través de la ventana en la acera de enfrente a un chico en una patineta realizando maromas y zigzags, los recuerdos venían a su mente. Claro que trato de complacer a su padre de otras maneras, destacándose en aquello en lo que sí era la buena, en el colegio y la universidad se destacó en literatura, gramática y en las artes en general, eso era lo amaba. Sin embargo para Décimo esas actividades no eran merecedoras de elogios y menos de su atención, necesitaba alguien que lograra producir de manera brillante ganancias para el negocio, no que conociera de clásicos, que demonios puede hacer El Quijote o Strauss por él, como solía decirle el dinero nunca duerme, ¿no es cierto?.
Como último recurso arregló un compromiso entre su mejor hombre en la compañía, el frio y calculador Gabriel Laykos, alguien que era tan duro en los negocios como su padre de hecho lo consideraba su hijo putativo, Elizabeth no tenía nada en contra de Gabriel, de hecho le agradecía que ayudara a su padre pero se rehusaba a ser usada en un arreglo comercial, a que su matrimonio fuera tratado como una inversión a futuro, jamás podría soportar sustituir una pesadilla por otra. Ya no era una niña.
Finalmente Elizabeth decirle al gran millonario  que era suficiente,  y había decidido independizarse y ser feliz por su cuenta, pero su padre no lo acepto. . Era una Nassau después de todo.  Tuvo que huir, aunque no duro mucho tiempo antes de que él la encontrara. De pronto se encontró huyendo de nuevo, hasta que luego de cambiar su nombre comenzó una nueva vida en otro país, con alguien a quien amaba, pero su pesadilla regreso y huyo de nuevo con un secreto a cuestas. Era un sacrificio por otro, y éste era la luz de su vida, todo cuanto amaba. Todo iba bien hasta que el mes anterior sucedió algo que destruyó literalmente su vida, al menos eso creía. Esto sí que terminó por arruinarle la vida. Su padre las había encontrado. Y esta vez había tomado algo que Elizabeth no podía perder.
            Se detuvo por un momento y contempló, a través de la ventana situada por encima de la mesa del escritorio de Mark, a unos cuantos peatones y policías que hacían su misteriosa y cotidiana danza en frente del edificio, el entrar y salir, salir y entrar nuevamente. El aire del atardecer primaveral era tan suave como la mantequilla, la pequeña población de Villa Hermosa disfrutaba de esta época del año de una hermosa primavera, con sus calles anegadas de casas de fachadas blancas y frondosos y verdes árboles, que cambiaban primorosamente con cada estación del año. El pequeño pueblo se les antojaba a los lugareños un lugar perfecto para vivir, para el paseo y el entretenimiento. Incluso el índice de delitos era cada vez menor, parecía un pequeño paraíso con sus grandes montañas encaladas junto al mar. Siempre había adorado esta comarca, en donde ese color dorado reinaba cada tarde, en una época lejana había soñado con criar a sus hijos aquí. Para ella también era primavera y sus pensamientos giraban incesamente en torno a su pequeña hija y el hombre al que después de seis años vería de nuevo, Mark Díaz. Y no se sentía para nada tranquila, cada minuto de espera se le antojaba una agonía de solo pensar en cómo él reaccionaría al verla. Sabía que la aborrecía o al menos lo haría luego de este encuentro. Esperaba que la despreciara pero rogaba a Dios en silencio para que no la odiara, eso no podría soportarlo.


2 comentarios:

  1. me gusto mucho me espere lo de q la hija era de el, esperare el segundo cap muy bueno este nyra felicidades

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